miércoles, 14 de julio de 2010

Crecer

Tarde… pero al fin. De momentos se trata la vida. Y este, llegó. Crecer. Me aterraba el hecho de saber que algún día dejaría aquella etapa tan inocente como es la niñez. Creo haber aprendido el sentido de cada suspiro. A veces me pregunto qué tan bueno es pensar todo lo que pasa en nuestro interior, pero una vez más bacilo en el “algún día lo sabré”. Pienso, pienso y pienso y concluyo en pensar el por qué de aquel pienso. No obstante, creo haber crecido, mas allá de pensar, creo sentir, sentir hasta las más insólitas nimiedades. Todo esto probablemente sume más dudas a la ya duda principal, el por qué de estar aquí, de vivir. Aún no logro divisar muchos horizontes que deseo con fervor encontrar. Pero, lo más bello de éste camino que se encuentra en el mapa de todo ser humano, es que logré conocerme, y puedo afirmar que nunca pensé que existiera algo tan glorioso como esto, el poder saber que estamos hechos de sueños que por ellos vivimos, el poder amar cada día más la libertad y en cada instante sentir una caricia de mi corazón que quiere seguir latiendo, porque en cada latido cree encontrar un motivo mas para aferrarse a la vida, y jamás dejarla ir. Crecí el día que logré soñar el sueño más perfecto, el sueño de vivir.

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