lunes, 20 de febrero de 2012

Una y mil veces

Esa brisa que ya no volverá
Las palabras dulces de una esquina
Que nos vio a escondidas
Cómo prometíamos eternidad.
Y será que la vida se hace cómplice
Del dolor y la mentira
Del amor y la alegría
De los juramentos de la soledad.
Te fuiste sin dejarme ni la prisa
Ni ese último café,
Ni ese abrazo que ansiaba mi piel.
Y me sangra esa herida
Que tu prometiste sanar,
Lamento mi inocencia,
Aunque la prefiero ante tu maldad.
No sé qué esperaba de tu mirada,
No sé por qué me deje caer,
Fuiste mi primer derrota,
De esas que saben a miel.
Te marchaste dando un portazo
Dejando mi corazón entre mis brazos
Mientras deseaba latir,
Y escuchaba mi grito en aquel jardín.
Las flores perdieron su color,
Sus pétalos cayeron en mis zapatos,
Y así todo marchitó.
Mi vida en un instante se derrumbó
En ese mar de sollozos
En ese sueño sin rumbo
En esa espera desesperada
de que regreses con tu perdón.
Esos grandes sinrazones de agujas infinitas
que tienen paciencia
y que esperan de rodillas,
Que aparezcas y que esta vez
Me ames entre cuatro esquinas
Donde nació una pasión
De fuego y de cenizas.
Y estaré sentada aquí siempre,
Frente a tu balcón,
Mientras recuerdo una y mil veces
El más largo y duro adiós.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Melancolía

Esa angustia devoradora
De no saber
Lo que sentías
Aquel ayer,
En que mi alma
Se desvaneció en tus manos
Para ya no volver.
Me buscaste
Como golondrina a su mar
Como estrella a su cielo
Me caí en tus brazos
Me creí tu llanto
Me creí tu amor.
Engaño recibí a cambio
Tristeza luego llego
Mi vida se esfumaba
Y en mi corazón, solo dolor.
Y aquí estoy rogando
Que vuelva tu calor
Esperanzas van en andas,
Enlazadas al desazón.
Las palabras no bastan
Para cantarte mi ilusión
De encontrarte algún día
Con un puñado de perdón.
Nunca te recuerdo,
Porque jamás te olvido.
No podría olvidar
Ese cielo inmenso
Ese horizonte que soñamos
Esa eternidad a corto plazo.
Porque nunca comprenderás
El vacío después del amor.
Nunca nos pareceremos
Porque a ti alguien te piensa
Y a mi tú ya me olvidas
Porque tú fuiste felicidad,
Alegría y poesía
Yo fui la musa que inspiro
Tu cobardía.
Y aquí estoy, ardo en el fuego
Cenizas ya soy
Y tu me miras, y mi reflejo
Se consume en tu adiós.
¿Cómo llegamos aquí vida mía?
¿Cómo el tiempo nos devoró?
La melancolía, la melancolía
De sentirte en mí recuerdo
De no saber qué fue.
De lograr que tú me quieras
Como yo siempre lo haré.

Mi zahir

Y no sé si brillaba más el Sol
o tu mirada
Si eran tus labios que me acariciaban
o la brisa de aquella mañana.
Pero allí estaba mirándote,
Sintiéndote en el alma,
Me pregunto cuán bello es sentirse amada.
Y te abrazo y ya te marchas
Maldito tiempo, maldita calma.
Te espero, te pienso
Pero anhelo tu llegada.
Y te busco, y te sueño.
Y no logro decirte
Cuánto te quiero.
Eres el zahir de mi vida
Mi búsqueda y mi encuentro.
Sabes lo que deseo
Y resulta que está en tu reflejo.
Y parece que eres
Todo lo que soy
Y lo que seré.
Lo que ansiaba,
Está entre tus ojos y mis ojos
Entre tu risa y la mía
Entre tus manos que se asoman
Para llevarme a la alegría.
Y descubro que te encuentras
Desembarcando en alma mía,
Rozando las orillas de mi mar.
Mar que tiene tu sal,
Para darle gusto a esta vida
Que a tu lado, sabe a más.

sábado, 27 de agosto de 2011

Compañera soledad

Mi gran anhelo, mi odio
Mi suspiro, mi espera
Mi tren sin estación
Mi gran vacío.
Si tu silencio es mi eco
Si retumbas en el alma.
Nunca sentiste el miedo
De la soledad acompañada.
Prometo no entregarte el corazón
Pero siempre invade el rencor.
Vete, o al menos déjame ir.
Vuelve, no quiero partir.
Si eso es lo que logras
Ser hasta mi sombra.
Si tanta falta me haces
Entiéndeme, soy tan vulnerable.
Si me gritas, me perturbas
No puedo serte fiel
Créeme esta vez.
Tramas devorarme
Porque eres traicionera y cobarde.
Me matas con tu espina,
Y luego clavas mis entrañas
Te endulza saber
Que siempre te voy a sangrar.
Pero luego vuelves y me amarras
A tus falsas alas.
Las agujas golpean,
Mientras vuelo a tu lado.
Y rozas mis labios,
Mi nariz, mis sentidos
Ya los conviertes esclavos.
Eres posesiva y perseveras
Inquieta y audaz,
Combinación fatal.
Y luego te marchas con sosiego
Y luego me susurras tu nombre
“soledad” has de llamarte.
He oído hablar de ti
Quien diría que vendrías por mí.
Eres tan bella.
Embustera de almas.
Aquí estamos para que nos robes la calma.
Y si traes la verdad en tu bolsillo
Pues dime quién soy.
Si ahora marcharé contigo
Es porque deseé quererte
Porque mis secretos se han marchado,
Mi silencio es más sabio
Porque eres todo y nada
Y la muerte en vida
Y la eternidad a corto plazo
Porque no sé que eres
Pero me has conquistado.
Qué bien sabe tu veneno,
Y me matas con tu fuego
Por favor no escapes
Sin dejarme jugar tu juego..

sábado, 23 de julio de 2011

Mi ciudad y algo más

Mi fiel acompañante,
Mi buena amiga,
Mi desdichada muchacha
Que maltratada siempre ha de andar

Tan codiciada y vulnerable,
frágil como hombre hijo del poder
que la suele habitar.

Cuánta soledad le ha de faltar,
aquella que la hace especial.

Tanta sangre hacía falta
para que crezcas, ciudad.
Tanta hipocresía patriota
que a la destrucción te hizo llegar.

Pero a levantarte aprendiste
entre planes inservibles, promesas anheladas
y utopías, ya de nadie.

Sola has quedado,
esperando una moral.

Ay ciudad, cuánta inocencia,
qué bella ingenuidad,
una niña pudorosa,
que se ha de ruborizar.

Eso es lo que eres,
mucho más de lo que creen,
Mucho más que luces, edificios y algo más.

El corazón ha de ser la razón,
Por la que nadie luchó.

Resignación te invadió,
Esperanza se marchó
Y tú ahí firme, siempre dando bienvenidas
Aunque nadie te entendía.

Nadie te veía ya con pupilas soñadoras,
Pues tu mayor secreto:
Tú honra.

Aclamada por multitudes,
Que jamás te han de olvidar.

Porque tú sí que has crecido,
Lo noto en tu rostro sufrido.
Tantas veces me he de preguntar:
Cuándo llegarán buenos aires que prometiste en tu soledad.

Entre amigos y enemigos siempre quise estar,
Porque quizá entre alguno
Se esconda la verdad.

Verdad que tú eres de Argentina
Aquella que dicen que se “levanta y camina”.

Pues a ti te digo
Que amores y odios
Siempre te acompañaran.
Pero no te sientas vencida jamás.

Aquí detrás hay un pueblo,
Que te empuja
Sin cesar.

sábado, 2 de julio de 2011

El omnisciente

Una vez más, corazón
Galopa en el viento.
Corazón que nadie ha de reclamar
Quiere redimirse y volar.
Sosegado en espinas,
Fue más que luchador,
Doblegó agujas de metal
Explicando que el amor
Es el más bello mal.
Buscaba un compañero
Que desee sentir,
Ansiando a su lado, caminar
Sin temer el tropezar.
Lágrimas rozan su aurícula
Pretendiendo apagar el fuego
Que logra encandilar.
Pues esa luz lo embellece
Lo acerca a la verdad.
Entiende que hay algo más
Que su espíritu comienza a callar
Para escuchar al que la vida
Ha sabido entregar.
¿Por honor? ¿Por cobarde?
Calumnias, ¡Oh cuánto lastiman!
Mucho tiempo ha pasado
Muchos pecados asfixiados.
Soberbia humana
Sabiduría suprema,
Cristo ha pisado tierra.
Se hizo hombre,
No ha de ser milagro.
Es amor, amor puro
Empírico y majo
De aquel que nos ha creado.
La vida ha regalado a su hijo
El que mordió el fruto
Que tanto ha ensuciado.
Pero ¿Cuán infinito es el amor del Señor?
Tanto como el perdón.
Digamos fraternalmente
“hágase tú voluntad”
Hoy y siempre.
Corazón no ceses de buscar
Pues tan grande es su amor
Que el ocaso ha de esperar.