sábado, 23 de julio de 2011

Mi ciudad y algo más

Mi fiel acompañante,
Mi buena amiga,
Mi desdichada muchacha
Que maltratada siempre ha de andar

Tan codiciada y vulnerable,
frágil como hombre hijo del poder
que la suele habitar.

Cuánta soledad le ha de faltar,
aquella que la hace especial.

Tanta sangre hacía falta
para que crezcas, ciudad.
Tanta hipocresía patriota
que a la destrucción te hizo llegar.

Pero a levantarte aprendiste
entre planes inservibles, promesas anheladas
y utopías, ya de nadie.

Sola has quedado,
esperando una moral.

Ay ciudad, cuánta inocencia,
qué bella ingenuidad,
una niña pudorosa,
que se ha de ruborizar.

Eso es lo que eres,
mucho más de lo que creen,
Mucho más que luces, edificios y algo más.

El corazón ha de ser la razón,
Por la que nadie luchó.

Resignación te invadió,
Esperanza se marchó
Y tú ahí firme, siempre dando bienvenidas
Aunque nadie te entendía.

Nadie te veía ya con pupilas soñadoras,
Pues tu mayor secreto:
Tú honra.

Aclamada por multitudes,
Que jamás te han de olvidar.

Porque tú sí que has crecido,
Lo noto en tu rostro sufrido.
Tantas veces me he de preguntar:
Cuándo llegarán buenos aires que prometiste en tu soledad.

Entre amigos y enemigos siempre quise estar,
Porque quizá entre alguno
Se esconda la verdad.

Verdad que tú eres de Argentina
Aquella que dicen que se “levanta y camina”.

Pues a ti te digo
Que amores y odios
Siempre te acompañaran.
Pero no te sientas vencida jamás.

Aquí detrás hay un pueblo,
Que te empuja
Sin cesar.

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