lunes, 21 de noviembre de 2011

Melancolía

Esa angustia devoradora
De no saber
Lo que sentías
Aquel ayer,
En que mi alma
Se desvaneció en tus manos
Para ya no volver.
Me buscaste
Como golondrina a su mar
Como estrella a su cielo
Me caí en tus brazos
Me creí tu llanto
Me creí tu amor.
Engaño recibí a cambio
Tristeza luego llego
Mi vida se esfumaba
Y en mi corazón, solo dolor.
Y aquí estoy rogando
Que vuelva tu calor
Esperanzas van en andas,
Enlazadas al desazón.
Las palabras no bastan
Para cantarte mi ilusión
De encontrarte algún día
Con un puñado de perdón.
Nunca te recuerdo,
Porque jamás te olvido.
No podría olvidar
Ese cielo inmenso
Ese horizonte que soñamos
Esa eternidad a corto plazo.
Porque nunca comprenderás
El vacío después del amor.
Nunca nos pareceremos
Porque a ti alguien te piensa
Y a mi tú ya me olvidas
Porque tú fuiste felicidad,
Alegría y poesía
Yo fui la musa que inspiro
Tu cobardía.
Y aquí estoy, ardo en el fuego
Cenizas ya soy
Y tu me miras, y mi reflejo
Se consume en tu adiós.
¿Cómo llegamos aquí vida mía?
¿Cómo el tiempo nos devoró?
La melancolía, la melancolía
De sentirte en mí recuerdo
De no saber qué fue.
De lograr que tú me quieras
Como yo siempre lo haré.

Mi zahir

Y no sé si brillaba más el Sol
o tu mirada
Si eran tus labios que me acariciaban
o la brisa de aquella mañana.
Pero allí estaba mirándote,
Sintiéndote en el alma,
Me pregunto cuán bello es sentirse amada.
Y te abrazo y ya te marchas
Maldito tiempo, maldita calma.
Te espero, te pienso
Pero anhelo tu llegada.
Y te busco, y te sueño.
Y no logro decirte
Cuánto te quiero.
Eres el zahir de mi vida
Mi búsqueda y mi encuentro.
Sabes lo que deseo
Y resulta que está en tu reflejo.
Y parece que eres
Todo lo que soy
Y lo que seré.
Lo que ansiaba,
Está entre tus ojos y mis ojos
Entre tu risa y la mía
Entre tus manos que se asoman
Para llevarme a la alegría.
Y descubro que te encuentras
Desembarcando en alma mía,
Rozando las orillas de mi mar.
Mar que tiene tu sal,
Para darle gusto a esta vida
Que a tu lado, sabe a más.