sábado, 2 de julio de 2011

El omnisciente

Una vez más, corazón
Galopa en el viento.
Corazón que nadie ha de reclamar
Quiere redimirse y volar.
Sosegado en espinas,
Fue más que luchador,
Doblegó agujas de metal
Explicando que el amor
Es el más bello mal.
Buscaba un compañero
Que desee sentir,
Ansiando a su lado, caminar
Sin temer el tropezar.
Lágrimas rozan su aurícula
Pretendiendo apagar el fuego
Que logra encandilar.
Pues esa luz lo embellece
Lo acerca a la verdad.
Entiende que hay algo más
Que su espíritu comienza a callar
Para escuchar al que la vida
Ha sabido entregar.
¿Por honor? ¿Por cobarde?
Calumnias, ¡Oh cuánto lastiman!
Mucho tiempo ha pasado
Muchos pecados asfixiados.
Soberbia humana
Sabiduría suprema,
Cristo ha pisado tierra.
Se hizo hombre,
No ha de ser milagro.
Es amor, amor puro
Empírico y majo
De aquel que nos ha creado.
La vida ha regalado a su hijo
El que mordió el fruto
Que tanto ha ensuciado.
Pero ¿Cuán infinito es el amor del Señor?
Tanto como el perdón.
Digamos fraternalmente
“hágase tú voluntad”
Hoy y siempre.
Corazón no ceses de buscar
Pues tan grande es su amor
Que el ocaso ha de esperar.

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